Mi madre y el dinero
Mi madre y el dinero nace por la necesidad de regresar a la casa de mi madre,
después de que la homofobia, la violencia y la pobreza que rodeaba el entorno en el que vivimos en Campeche nos hubiera separado por 10 años. Esta obra un intento por establecer una relación distinta con mi madre a partir de crear un espacio mediado por el trabajo y la ficción, en el cual pudimos indagar en nuestra historia económica, en nuestra relación con el dinero y a partir de eso ensayar y reproducir en el espacio de un escenario los negocios que nos mantuvieron unidos y que determinaron la forma de nuestra familia.
Campeche, ubicado al oeste de la Península de Yucatán, ha sido durante las últimas décadas uno de los Estados con mayor número de personas en situación de pobreza en México. Un Estado atravesado por una historia activa de extracción y despojo que se remonta primero a los procesos coloniales de esclavitud de la población maya y de extracción de maderas preciosas por diferentes fuerzas extrajeras, y que continuó a través de procesos de imperialismo que mantuvieron a la economía local sujeta a intereses estadounidenses y que renueva su pacto colonial en la actualidad en tanto que sostiene su sistema en los cuerpos racializados de la región.
La historia económica de mi madre se desarrolla a partir de 1965, cuando tiene su primer trabajo a los 5 años y se desarrolla durante 60 años hasta llegar a la actualidad. El contexto económico en el que la enmarcamos es el auge de la industria del camarón y productos pesqueros a partir de 1970 que representó una etapa de esplendor económico local para la población de Campeche, que se vio enfrentada al auge económico del petróleo en 1976, y que finalmente se vio arrastrada por los derramamientos oceánicos y las crisis petroleras que acabaron con la industria pesquera de altura. El petróleo, se convirtió en una promesa de prosperidad para el gobierno mexicano y terminó por ser la industria que se apropió de la costa del Estado como principal economía del Estado.
Mi madre tuvo más de 40 negocios distintos durante sus 60 años de labor. Primero en Ciudad del Carmen, Campeche hasta 1979. Luego en España, lugar al que migra y en donde conoce a mi padre, hasta 1997. Y de nuevo en la ciudad de Campeche donde se mantiene de 1997 hasta la actualidad. La realidad con la que se encuentra a su regreso a Campeche es desoladora. Las siguientes décadas atestiguarían el desplome económico del petróleo a principios de siglo que sumiría a la población a un cerco de pobreza sin otras alternativas más que el trabajo en las dependencias de gobierno y el comercio informal. Anudado a esto, los procesos neoliberales globales que habían adoptado el gobierno mexicano condujeron al desmantelamiento del Estado de Bienestar y sus instituciones públicas. En el contexto de Campeche, cuyo gobierno estuvo en manos del PRI durante toda su historia electoral hasta 2021, el Estado de Bienestar era casi inexistente. Ya sea por corrupción o una administración centralista de los recursos, las instituciones sociales no habían logrado el bienestar social de la población local en el momento en que fueron desmanteladas, sentando así todas las condiciones para la pobreza.
Esta fue la realidad en las que mis padres intentaron desarrollar sus negocios y vivir con dignidad. Y fue en esa realidad en la que constantemente fracasaron. La crisis, la falta de programas sociales y la pobreza del entorno modelaron a la familia y la forma en la que no relacionábamos. Por un lado, convirtiendo nuestro espacio íntimo en un entorno de violencia, agotamiento y estrés, pues como toda la familia trabajaba en los negocios la casa se volvía la bodega, la trastienda, la sala de juntas, el taller y los problemas en los negocios se volvían los problemas de la casa, los problemas de todos. Por otro lado, las estrategias de supervivencia de estos años se fueron volviendo una forma de inteligencia y de posicionamiento con el mundo, que ahora entiendo, ha modelado mi propia relación con las personas, con el arte, con el trabajo y con el descanso, una forma de inteligencia o instinto que comparto profundamente con mi madre.
La obra representa algunos de los 40 negocios para entretejer varias historias: la de mi madre y las estrategias económicas que desarrolló para su supervivencia así como el testimonio de la relación con su cuerpo en el trabajo, la del Estado de Campeche y sus transformaciones frente a las promesa del petróleo y su posterior colapso, y mi propia historia en relación con la violencia en mi familia y la forma en la que el capital cultural se ha convertido en mi moneda de cambio frente a un sistema artístico de competencia.
Encontramos en los negocios de mi madre puntos estratégicos para desarrollar la narrativa de la obra. Ubicados en el centro de barrios periféricos de la ciudad de Campeche, las tiendas/casas en las que vivimos eran también centros de encuentro y convivencia para los vecinos del barrio que vivieron los años más duros de desmoronamiento institucional y pérdida de oportunidades económicas, y espacios en donde mi madre recibía los testimonios de violencia que generaba la pobreza y la desprotección social. También funcionaban como un espacio en donde la crisis económica se manifestaba de forma visible transformando las estanterías, los productos que se consideraban indispensables. Y finalmente, los hemos entendendido como un escenario de acción para nosotros, quienes teníamos el papel de comerciantes y que habíamos convertido a nuestra casa en el backstage y en el taller de producción, donde no solamente realizábamos los productos, sino que aprendíamos a vender a partir de ensayar situaciones hipotéticas y mejorábamos colectivamente nuestras estrategias de venta.
Repetir en el escenario acciones que delimitaron nuestra realidad como amarrar chorizos, cortar el pelo y acomodar cajas, apunta a intereses múltiples: algunos personales como diseñar una relación creativa con mi madre y con ello poder establecer una lectura menos violenta de nuestro pasado, otros colectivos como analizar de forma localizada las narrativas que se generan sobre la pobreza y el trabajo en México. Usando herramientas del cine y teatro documental, y de la teatralidad, cada negocio se convierte en una escena con diferentes funciones del discurso: la exposición ensayística de nuestras posiciones frente al trabajo, el diálogo testimonial de la realidad que observábamos en el barrio, los documentos visuales de los cambios en el paisaje de Campeche, la dramatización ficcional de situaciones que empoderan el cuerpo de mi madre a partir de negociar su rol en la obra, el performance de dolores que trascienden el lenguaje.
Basado en las experiencias de Josefina Orlaineta
Dirección, dramaturgia y diseño de espacio: Anacarsis Ramos
Elenco: Josefina Orlaineta y Anacarsis Ramos
Dramaturgia adjunta, asistencia de dirección y apuntador: Santiago Villalpando
Investigación: Babis Zozaya
Diseño de video, iluminación y sonido: Karla Sánchez “Kiwi”
Producción, construcción de escenografía y utilería: Fausto Castaño
Pintura escénica: Josefina Orlaineta
Apuntador y coach actoral en Campeche: Sofía León
Asistencia de producción en CDMX: Valentina Girón
Asistencia de grabación para “Vlogger” : Emiliano Sandoval
Work in progress comisionado por Mariana Gándara y Mariana Arteaga// Festival Fulgor
Coproducción: Festival Internacional del Centro Histórico de Campeche



